Miranda es un hombrede nuestro tiempo
porque el proceso histórico
que le tocó protagonizar no ha concluido.
Es aquí donde adquiere sentido
el recuerdo de un personaje histórico
cuando lo proyectamos en el presente.
Conspiró para liberar a la América
Hispana de un sistema colonial
que había atado cuatro nudos
de dominación cuyos vectores
de fuerza se habían mantenido
inmutables durante trescientos
años.
Es el diseñador de un ideal de
sociedad que aún está por construirse.
Gran Arquitecto de un modelo que la
historia venía coloreando de otra manera.
América estaba adherida al sistema político
administrativo del Estado español
mediante el nudo jurídico de la Ley.
Atada ideológicamente mediante
el nudo ideológico de la Cruz
que legitimaba el dominio
mediante la Religión.
Subyugada militarmente
mediante el nudo del poder militar
simbolizado por la Espada.
Y el más poderoso de estos
cuatro vectores de poder,
el dominio económico del
monopolio colonial de
una economía destinada a satisfacer
las necesidades metropolitanas.
El Precursor aprendió el significado
de la vida bajo el signo
de la relación colonial.
Su vida es el drama personal del
primer americano con dimensión
histórica universal,
que venció el aislamiento colonial
de la Caracas del siglo XVIII,
para dedicarse con incansable constancia
a promover una vez que su paso
por el mundo le despierta
la conciencia ideológica
de su clase burguesa
confrontada a una monarquía
que perdía legitimidad en Europa.
Esta visión de mundo le permitió
la claridad para anunciar, preparar
y prever lo que vendría;
en resumen
lo que hoy sucede reflejado en el concepto
esencial de su pensamiento político,
la idea de que sólo una Hispanoamérica
unida que exista en nación
puede romper las cadenas
del dominio colonial,
y sobre todo,
que no hay seguridad, ni independencia
sin consolidar la integración.
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